Cuidar el suelo pélvico debería ser una tarea común entre las mujeres. Sin embargo, por múltiples razones, un elevado por ciento de estas lo descuidan. En esta entrada te explicaremos algunos hábitos sencillos que favorecen enormemente su protección.
En primer lugar hablaremos de una práctica que debe hacerse habitual cuando utilices el inodoro, se trata de la postura a mantener. No es aconsejable que, al realizar las necesidades fisiológicas, tomes una postura de curvatura en la zona lumbar al sentarte, sino que por el contrario, debes mantener la columna alongada y elevar el esternón. De ser posible, colocar los pies sobre un escalón. Asimismo, separar tus rodillas e intentar mantener el tronco del cuerpo por delante de la línea virtual entre tus caderas. Ayudan también mantener una respiración profunda y relajar abdomen y esfínter anal.
Nunca cargues más peso del que puedes soportar, porque la presión que se genera en tu abdomen se expande hacia abajo, directamente sobre el suelo pélvico. Por otra parte, luego del parto, aplica con más seriedad este principio. Esto se debe al riesgo de prolapso (descenso de la posición de los órganos) propio de la rotura de la fascia durante el alumbramiento. De modo tal que si eres de esas mujeres que visitan frecuentemente el gimnasio, trata de fortalecer primeramente el suelo pélvico antes de realizar otros ejercicios de abdomen.
Si corres y observas que sufres de pérdidas de orina, debes replantarte esta práctica deportiva, ya que esa es una señal de que los músculos de tu suelo pélvico no están en condiciones de soportar la presión que ejercen tus órganos hacia abajo cuando pisas. De continuar con esta situación deliberadamente pudiera causar un daño mayor.

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